febrero 23, 2006

Luces en el Orinoco



Por Rene Pérez Massola

Nace el Orinoco en el cerro Delgado Chalbaud en la serranía Parima, cerca de la frontera venezolana con Brasil y recorre un total de 2140 kilómetros antes de desembocar en el atlántico. Cabruta es uno de los poblados asentados en sus márgenes. Hasta allí llegan los habitantes de Caicára, otro poblado aguas abajo, en sus chalanas cargadas de mercancías o de gente que va y viene entre las dos orillas del tercer río mas caudaloso de América.
Allá nos fuimos también, pero por carretera desde Caracas, en un viaje de más de 12 horas atravesando la imponente geografía venezolana. San Juan de los Morros, capital del estado Guárico , fue la primera escala. Aquí contactamos con Edilberto Brizuela, coordinador de la Misión Educativa en este estado que nos acompaño en este singular viaje.


Nos va explicando durante el largo y accidentado camino de la acojida y desarrollo de la misión en estos recónditos parajes. Nos habla de adultos que aprendieron a leer y escribir con la Misión Robinson y que ahora se esfuerzan por terminar el sexto grado. Y de jóvenes, y algunos no tanto, que estudian una carrera universitaria en ambientes de la Misión Sucre. Todos han tenido una segunda oportunidad cuando pensaban no habría ninguna.



Llegamos cayendo la tarde. La orilla bulle todavía de actividad. Unos muchachos descargan queso llanero, otros recogen avios de pesca.















Pero en una esquina del pueblo una actividad distinta de las tradicionales cobra vida: el ambiente Robinson, donde personas de diferentes edades estudian para alcanzar el sexto grado.
Allí encontramos al humilde José Canache, lanchero de toda la vida. Nos cuenta como el reflejo de la luz en el agua todos los días va afectando la vista de quién se dedica a ese oficio.

El fue operado en Cuba de cataratas y ahora, con su vista renovada se emplea en alcanzar el sexto grado. Dejando a un compañero al frente de su embarcación, José acude temprano y sin falta cada tarde despues de su larga jornada de trabajo.

En el abanico de posibilidades abierto por las misiones educativas del gobierno bolivariano encontramos también amas de casa como Erani Gonzáles que estudia derecho gracias a la Misión Sucre en el Liceo Bolivariano "Vicente Yánez" en el mismo poblado. Allí asiste con su bebe cada noche. Y otras tantas y tantos, que como ella, se iluminan con la luz, esta vez la del saber.que les ha llegado con el río reverberarte de la revolución bolivariana.

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